Que alegría, que alboroto… otro perrrrrito piloto!
Y es que estos “buffets” asiáticos en mesa se están reproduciendo más rápido que una colonia de conejos con barra libre de Viagra y Popper. Casi como las hamburgueserías, fijate tú.
En esta ocasión tocaba el Sushiko de Aragonia (fuera), donde estaba el Tommy Mels y tras eso, como mínimo, una franquicia más, me pierdo… mucho movimiento “real state”. Hay otro en la calle Cádiz.
Pues que decir…. lo habitual… sitio bien, hipervelocidad en el servicio a lo correcaminos, acumulación de platos en mesa, platos guay, platos ñé, platos meh… y precio. Si vas a atiborrarte hasta reventar puedes pagar el precio bien a gusto, si comes cual pajarito mejor pasa de estos sitios, 21.90€ en fin de semana + bebida y sin postre… por calidad media resulta caro. Entre semana cuesta 14.90€ a medio día
El caso es que estaba yo solo, rodeado del “club del 35”, y no es por la edad, sino pq encuentran más facilmente calzado en la zona juvenil que en la de adultos, que es la suya desde hace décadas. Una come poco, aunque va mejorando, y la otra se alimenta de las partículas que flotan en el aire, además es más bien rarita, pero oye, estaba saltarina y se atrevió a salir de su zona de confort (el bocadillo nº 27)
Nos aprovechamos de unas de sus ofertas, por la noche menú que incluye 4 platos, bebida y café/te por 15.90€… oye, all right. La del bocata nº 27 se relajó aún más pq es devota de la Virgen del Puño Cerrado. Si eliges bien es más que suficiente. El meollo es esto último pq hay platos que casi no llenan como un sashimi, y otros que si, y mucho, como un boi de ramen que picaba como una ortiga en el escroto.
Decir que el sushi estaba muy bien, al igual que la gyozas, pero por ejemplo las brochetas de pollo eran casi incomibles. Buen recuerdo también de los tartares de atún y salmón.
No es el mejor pero hace su función.