Voltereta Kioto

Pues nada, que poco después de comer en la comarca de Bilbo Bolsón (aka Baggings) estábamos entre ir a Manhattan, a Bali o a Kioto… y resulta que nuestras vástagas estaban por Japón de intercambio y querían que fueramos a comer sushi con ellas. Bah chica, espera que llamo a este pavo…

-«Julio!!! amigo! ¿Cómo va eso?»
-«¿Cómo? ¿con tres? Ah bribón, que bien te lo pasas»
-«No, no me quedan ‘gominolas’ de esas azules… no de eso otro tampoco… oye que te iba a decir… ¿Puede llevarnos tu piloto en tu jet a Kioto? Estamos en Nueva Zelanda, si nos viene a recoger sería cojonudo»
-«No me fastidies hombre, que a ti el queroseno te sale por las orejas. Venga estírate, no me seas truan, se un señor»
-«Ah ¿que te vienes? … bueno vale, pero no vuelvas a hacerle la del ataque del guepardo agazapado a Doña Turieta, que se me altera»

Aterriza pegando un derrape, se asoma Julio con sus gafas de sol y pa dentro. El jet nuevo va de la leche, creo que es un Blackbird robado o algo, se pone a mach 3 y tarda lo mismo en recorrer los 9.000km que en ir de… no se, por ejemplo un Zaragoza-Valencia en coche… por decir algo random.
Manises. Pista 2. Julio se baja y nos dice algo que no pillo bien mientras se pira corriendo… Felina o algo así… no se

Llegamos al garito, la entrada es angosta, bambú y plantitas, no hay nadie y no sabes muy bien donde ir. A la derecha unos WC de esos japos con chorrito a tu partes… ¿Creéis que lo probé?… Un banquito que hace las delicias de todos los que buscan una foto con el nombre del garito sobre sus cabezas. A la izquierda el comedor decorado en plan Japón clásico con sus cerezos en flor. Está bonito, pero debe ser una mierda estar comiendo ahí y a cada dos por tres gente que entra para ver el sitio y hacer de vieja del visillo.

La puerta central es la nuestra. Todo cambia. hemos llegado a los mundos de Blade runner… a ver, igual me paso… es todo futurista pero en plan peli de los 70 u 80s. En una pantalla sale una especie de gota animada que me recuerda al fantasma Buh de Animal Crossing, nos da la bienvenida y nos indica donde ir. Son como apartados separados, más íntimos, cada uno de un color, de hecho en las fotos se preciará perfectamente cual nos tocó. En un lateral de la mesa hay una puerta y según leo en el cartel el color indica qué va a pasar… abrirse, coger comida, cerrarse… sobre todo pq no te pille la mano u otra cosa

En su momento se pedía por tablet, es decir, la idea era que casi todo fuera automatizado y el contacto con los camareros fuera mínimo… cosa que en momento Covid, junto con la separación de espacios, sería como ir a un spa en el desierto y estaría muy solicitado. Bueno pues esto ya olvidaros, QR y la comanda cogida por una persona no robot, como siempre.

Pedimos y los platos van llegando poco a poco por la ventanuca, como los dulces de un monasterio de clausura. La carta es principalmente sushi, hay alguna cosita más, pero si no te gusta el sushi mejor no vayas.

En cuanto a la calidad… pues normal. No esperes ni un solo guauuu pq no lo hay. El precio es razonable y ya está. Misma sensación que el de Nueva Zelanda (Zaragoza). No vas a obtener más calidad que en un buffet asiático y claro, esto encima lo digo porque acabo de ir hace nada a Wasabi en el tubo de Zaragoza… y hacen un sushi que lo flipas. Las comparaciones son odiosas.

Bien

17/08/2024

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