Mesón Los Cántaros

Había que calentar motores antes del duro tardeo que nos esperaba (La Prima estaba ociosa), pero sin dejarnos el sueldo como si fuéramos futbolistas de regional recién fichados. Además, el cuerpo pedía brasa y algo asado, que uno es de gustos sencillos pero intensos. 

Caímos en un garito del centro (¡ojo! No el asador de la carretera de Logroño, que ese es otro percal), donde por 31,50€ te montan un menú de finde que ni tan mal. Bastante completo y sin necesidad de hipotecarte.

Pero claro, la cabra tira al monte y nosotros al exceso, así que cayó adicionalmente una bandejica de costillicas para compartir (porque somos de compartir, pero no como en Marinaleda) y un MorLonCho con topping de panceta, que es básicamente un homenaje al colesterol… pero del bueno. Pa rematar vino de Rioja crianza Fernández de Piérola, que eso siempre sube la media de la cuenta y el ánimo.

El menú cambia según les dé el aire, y aunque esa semana no tocaba ternasco, servidor lo pidió con cara de embarazo psicológico de antojo fuerte… y zas, nos lo trajeron. Punto gordo pa ellos

El local está petao, algo de ruidera hay, para una cita romanticona en la que la guinda sea el ñogo ñogo no lo veo

Todo rico, raciones como dios manda, sin tonterías de nouvelle cuisine. Pero venga, dos detalles de cuñadico pejiguero (y que no desmerecen en absoluto el resto):

Las patatas panadera del asado estaban un poco tímidas. Les faltaba 5 minutos de horno y que se bañaran más en el jugo, que estaba de llorar. Buena carne de asado.

El arroz con leche, casero y generoso, pero se les había pegado abajo y sabía a chamusquina. Se lo dijimos y nos ofrecieron cambiarlo sin problema. Gente maja.

Brasa power amiguis!

Mola

31/05/2025

¿Qué se te apetece pués?

Y tú... ¿qué opinas?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *