Comerte una pizza mala en Nápoles, a poco que mires un poco, es prácticamente imposible, casi como llegar impoluto del chupinazo de San fermín o sin ganas de cagar al comerte 2 kebabs bien cargados de salsa.
Uno de los clásicos es Sorbillo, pero no es tan fácil. El abuelo (o bisabuelo) originario empujaba el camastro como un campeón y la pobre señora Sorbillo lanzó nada más y nada menos que 21 minisorbillos al mundo. De estos, varios siguieron el cotarro de las pizzas abriendo garitos con ese apellido y su nombre. Primos, tíos, padrinos… hasta bombas ha habido por los derechos del apellido.
Nos inclinamos ese día por Antonio Sorbillo.
Mira, en Nápoles una margarita o una marinara es lo clásico, lo rico y lo barato. Menos es más. Palabrita
PARMIGIANA 10€
P. MARGARITA 5€
P. MARINARA 4€
P. MORTADELA E LIMONE 15€
P. SAN MARZANO 13€
AGUA 2€ Botellín
BIRRA FORST BIONDA 5€
LIMONCELLO 3€
SERVICIO 1.50€/persona
La masa de las pizzas es de calambrazo testicular y la salsa de tomate es orgasmática. Mi consejo es ir a las clásicas pero ojo cuidao con la san marzano que es una sencilla evolución y mola.
Hubiera probado todos los Sorbillos de Nápoles sin dudarlo